Elementos básicos de la jardinería bonsái

Para el cultivo exitoso de un árbol o arbusto bajo el arte del bonsái, existen 6 factores que deben tomarse en cuenta para lograr el mismo. A continuación te explicaremos en qué consisten para que puedas desarrollar esta práctica de la forma más satisfactoria posible.

Poda

Es una de las actividades más destacadas del  bonsái y que debe dominarse progresivamente para mantener saludable a la planta. Se divide en dos tipos:

Pinzada

Aquella que se ejecuta a manera de mantenimiento y la cual acentúa la forma estética de la planta. Para realizar esta labor, se podan las ramas cuando estas tienen entre 7 u 8 pares de hojas, cortando por encima de las 2 o 3 primeras. Solo se eliminarán aquellas que tengan un color amarillento y los brotes cercanos al tronco.

De formación

En ella, se realiza un corte drástico en las ramas para darle la forma deseada a la planta. En algunos casos, se emplean navajas para lograr biseles cóncavos en el diseño de la misma, de modo que las ramas que surjan lo hagan a partir de un mismo punto.

Defoliado

Otra práctica que debería manejarse con destreza a medida que aprendemos sobre la técnica o el arte bonsái. Se trata de desprender las hojas de la planta de forma total o parcial. Esta labor solo debe ejecutarse cuando la misma goza de un estado saludable, ya que el objetivo de esta labor es favorecer el desarrollo de ramas más finas y que la aparición de nuevas hojas sean más pequeñas que las anteriores.

Generalmente es una actividad que se complementa con la poda sea cual sea su tipo, y con el árbol o arbusto expuesto en su máximo punto de iluminación de acuerdo a la ubicación del mismo.

Abono

Los que más favorecen a plantas que son cultivadas bajo técnicas bonsái, son aquellos de origen orgánico y los cuales están hechos a base de harina de huesos, soya, sangre, entre otros compuestos similares.

Como se sabe, existen 3 macronutrientes necesarios para que cualquier especie o tipo de planta prospere de forma saludable. Estos son:

Potasio (K)

Elemento que permite la floración y producción de frutos en la planta. Además, prepara la misma durante su crecimiento a soportar heladas en regiones que cuentan con estaciones o temporadas de invierno.

Nitrógeno (N)

Facilita el crecimiento tanto de brotes como de follaje en los árboles o arbustos. La abundancia de este elemento trae como consecuencia un desmedido crecimiento de las plantas, mientras que poco de este hace de las mismas deformes y que adquieran un color desvaído.

Fósforo (P)

coadyuva al desarrollo y fortalecimiento de las raíces y además, provee engrosamiento a las ramas y al tronco de la planta. Aunado a ello, mejora la resistencia de la misma contra hongos y enfermedades. Suele emplearse en grandes cuantías en aquellas recién plantadas.

Oligoelementos o micronutrientes

Aquellos que complementan y contribuyen al desarrollo general del árbol o arbusto. Generalmente son: Cobre, boro, hierro, zinc, calcio, cloro, magnesio, manganeso, azufre y molibdeno. La falta o ausencia de alguno de estos, se presentará a través de un crecimiento lento en temporadas o periodos donde no debería ocurrir tal fenómeno, así como en la pérdida de color o lustre repentino de la planta.

Riego

Esta práctica está condicionada a factores como el clima de la región, temperatura en la misma, así como a la estación o período del año. Por ende, el arbusto o árbol que se adquiera debe ser irrigado cuando así lo amerite, siendo abundante durante el verano o en lugares secos, y muy poco durante el invierno o sitios fríos (cada 2-3 días).

Usualmente, se emplea agua de lluvia para los mismos, la cual se vierte en una roseta de agujeros pequeños que permita la oxigenación del líquido vital y al mismo tiempo, evite el encharcamiento tanto de la tierra como del sustrato. Si empleamos agua corriente o para consumo humano, lo recomendable es dejarla en reposo durante 24 horas, ya que los químicos contenidos en esta como el cloro, pueden traer efectos negativos para la planta.

Así mismo, solo debe regarse en la base o raíces, puesto que la pulverización en las hojas trae consigo hongos e insectos si no se hace correctamente, sobre todo si ubicamos nuestro árbol o arbusto en espacios interiores. También se recomienda agua con un pH de 6,5, es decir básica o alcalina, ya que emplear líquido vital con una alcalinidad superior puede alterar los nutrientes del suelo y el sustrato.

Iluminación

Toda planta requiere de una fuente de luz sea cual sea la técnica que se utilice para su floración o crecimiento. El arte del bonsái no es la excepción, por lo que debemos ser minuciosos a la hora de hallar la ubicación correcta que provea la iluminación necesaria para nuestro árbol o arbusto.

Al igual que el riego, este elemento está sujeto a las características o fenómenos climáticos de la región como la temperatura, el clima, las estaciones del año, etc. Al mismo tiempo, la cantidad de luz que reciba dependerá de la especie planta, ya que algunas como las carmonas o la serissas pueden prosperar con facilidad en espacios interiores y con poca radiación UV.

Como en otras prácticas o técnicas relacionadas a la jardinería, antes de seleccionar la vegetación que quieres y que se adapte a tu espacio, investiga sobre aquello que necesita para que sea más sencillo cuidar de ella y así puedas prevenir algún tipo de enfermedad relacionada  con la ausencia de este, u otro tipo factores.

Trasplante

A medida que nuestra planta crece requiere de un cambio de abono, tierra o sustrato, lo cual es necesario cada 2 o 3 años, puesto que estos pierden sus nutrientes esenciales y dejan de alimentarla debido al desarrollo de sus raíces.

En este sentido, es necesario trasplantarla a una maceta con mayor espacio y acorde a la antigüedad de la misma, donde la poda de sus rizomas es necesaria para una mayor oxigenación y circulación de agua que permita la absorción eficaz de nutrientes.

En lo que a esto refiere, podemos identificar dos tipos de raíces: Las de sustento y las de alimento. Las primeras, fácilmente identificables por ser más largas y gruesas en comparación a las segundas, que tienen filamentos parecidos a hebras de cabellos, son las que deben cortarse con el fin de facilitar el trasplante y mejorar el desarrollo de la planta para que alcance la maduración, lo cual no ocurrirá pasados los 3 o 4 años. Como recomendación, si no sabes cómo ejecutar esta tarea exitosamente, te invitamos a visitar un especialista, a mirar tutoriales en redes sociales o canales de YouTube o bien, a leer más al respecto en línea o en libros relaciona al tema.

Macetas

El recipiente donde ubicaremos a nuestra planta es esencial en la práctica o cultivo bonsái. Además de ser un objeto funcional o utilitario, ornamentalmente debe asociarse a la planta que está dentro y encima de ella. Tanto sus materiales de composición, diseño, anchura y altura deben ser proporcionales a la misma, por lo que deberíamos tomarnos bastante en serio su elección.

Recordemos que uno de los objetivos o fines del arte bonsái, es la contemplación del árbol o arbusto en sí mismo, y la relación con la vasija o recipiente es intrínseca como ya hemos explicado anteriormente, puesto que además permite que otros factores entren en contacto con la planta de manera equilibrada u holística como el agua, el aire y la tierra, elementos esenciales para su desarrollo.

En cuanto a decoración refiere dentro del la práctica bonsái, algunos practicantes de este arte utilizan el musgo como una alternativa para conferir mayor vistosidad a la composición, sobre todo por la textura que brinda al  suelo.

Sin embargo, hay que ser prudente o  cauteloso con el uso del mismo, ya que revestir más del 50% de la superficie no permitirá la oxigenación o circulación correcta del aire en el suelo. Aunado a ello, este no debe cubrir parte del tronco no solo por las razones que mencionamos, sino también por motivos estéticos, por lo que estos deben coexistir mutuamente de manera equilibrada.

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